La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA por sus siglas en inglés) ha renovado su llamado a los gobiernos de América Latina y el Caribe para que permitan una reanudación más amplia de la aviación, así como para que consideren la posibilidad de proporcionar más ayuda financiera y asistencia a las líneas aéreas.
Según las últimas cifras publicadas por IATA, la demanda mundial medida en pasajeros por kilómetro transportados (RPK por sus siglas en inglés) se ha retraído en un 79,8% en julio de 2020 en comparación con julio de 2019. Esto supone una ligera mejora con respecto a la disminución interanual del 86,8% registrada en junio de 2020.
En toda América Latina y el Caribe la demanda de RPK disminuyó un 87,5% en julio de 2020 en términos interanuales, y la capacidad disminuyó un 83,2%. El factor de ocupación alcanzó el 63,1%, lo que una vez más es una señal de que la capacidad disponible está siendo utilizada (el factor de carga promedio mundial es del 57,9% en julio de 2020).
Las aerolíneas con base en la región están mostrando claramente las consecuencias del continuo cierre en muchos países. La demanda en julio cayó un 95,0%, en comparación con el mismo mes del año pasado, frente a una caída del 96,6% en junio. La capacidad (kilómetros de asientos disponibles) cayó un 92,6% y el factor de ocupación se hundió 27,1 puntos porcentuales hasta el 58,4%, el más alto entre las regiones, signo de que hay cierta demanda en el mercado.
Paralelamente, la demanda de carga también se redujo a nivel mundial, en parte debido a la falta de capacidad provocada por la suspensión de los vuelos de pasajeros. Las toneladas-kilómetro de carga (CTK por sus siglas en inglés), disminuyeron un 13,5% en julio (-15,5% para las operaciones internacionales) en comparación con el año anterior. La capacidad mundial, medida en toneladas- kilómetro de carga disponibles (ACTK por sus siglas en inglés), disminuyó un 31,2% en julio (32,9% para las operaciones internacionales) en comparación con el año anterior.
Los transportistas de América Latina registraron una disminución del 32,1% de la demanda internacional interanual en julio, frente a una disminución del 28,6% en junio. La capacidad internacional disminuyó un 44,5%. La caída tanto de la demanda como de la capacidad fue la más grave de todas las regiones. La crisis de COVID-19 es en la actualidad particularmente difícil para las aerolíneas con sede en esta región debido a las estrictas medidas de cierre. En julio, el mercado de carga aérea de América Latina fue más pequeño que el mercado africano por primera vez desde 1990, año en que se empezaron a realizar estas estadísticas.
«En muchos países de América Latina y el Caribe nos acercamos ahora al medio año de suspensión de las operaciones, algo nunca visto en la historia. No generar ingresos y tener que seguir cubriendo los costos durante un período de tiempo tan largo es una lucha por sobrevivir para cualquier industria. Necesitamos urgentemente que los gobiernos colaboren con nosotros en la reanudación de la aviación, ya que ello contribuirá en última instancia a reforzar las economías y apoyar los medios de vida», dijo Peter Cerda, Vicepresidente Regional para las Américas de IATA.
Argentina es ahora el mayor mercado de la región donde la aviación sigue suspendida. La industria ya no puede aceptar más aplazamientos de las fechas de reapertura. Necesita que se aclare cuánto antes, cuándo pueden reanudarse los vuelos, especialmente porque ya están en vigor todos los protocolos de bioseguridad. LATAM Argentina ha cesado sus operaciones y tres aerolíneas internacionales -Air New Zealand, Emirates y Qatar Airways- han anunciado que no reanudarán sus vuelos a la Argentina, lo que afectará negativamente a la conectividad del país una vez que se reabran las fronteras.
«Argentina ya estaba pasando por una crisis económica antes del COVID-19. El hecho de que varias aerolíneas internacionales ya hayan tomado la decisión de no regresar una vez que se levanten las restricciones, muestra la falta de confianza en el mercado. La continua postergación por parte del gobierno reducirá aún más la conectividad internacional del país. Desde el punto de vista de la industria, nos preocupa que el país se convierta en otra Venezuela, que a lo largo de los años ha pasado de ser uno de los mercados clave de la aviación en el continente a tener ahora una conectividad internacional muy limitada», dijo Cerdá.
Chile, aunque ha mantenido tanto los vuelos nacionales como los internacionales, necesita urgentemente considerar el levantamiento de las restricciones fronterizas y las regulaciones de cuarentena. Las líneas aéreas internacionales han reanudado sus operaciones en el país, pero si la demanda sigue deprimida, es probable que se vuelva a suprimir la capacidad.
Entretanto, esta semana Colombia reanudó el servicio aéreo doméstico a 15 destinos, incluido el principal aeropuerto central del país, Bogotá. La planificación coordinada con las autoridades debe continuar ahora para garantizar que también los servicios internacionales puedan reactivarse sin demoras indebidas.
Tras la reanudación de los vuelos nacionales en julio, las autoridades del Perú han anunciado la reactivación de las operaciones internacionales a partir de octubre. Como industria esperamos ansiosamente más detalles para que las aerolíneas puedan empezar a planificar en consecuencia.
Bolivia también ha levantado las restricciones fronterizas y permitirá los vuelos internacionales hacia y desde el Brasil, Europa, Uruguay y Estados Unidos.
Si bien la reanudación de operaciones es una señal positiva, lo que tenemos actualmente en toda la región es un mosaico de normas y reglamentos. Esto está sofocando la reanudación de la industria, aunque el requisito previo para abrir las fronteras figura en las directrices “Take-off” (Despegue) de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).
«Los gobiernos se reunieron para acordar las directrices de la guía de la OACI para una reapertura segura de la aviación. Sin embargo, no hay cooperación en su aplicación, por lo que el 90% de los viajes internacionales se mantienen en tierra. Es necesario que los gobiernos acuerden un enfoque basado en la ciencia para reabrir las fronteras y restablecer la confianza en los viajes aéreos», dijo Cerdá.
Mientras tanto, las líneas aéreas continuarán luchando financieramente al entrar en el sexto mes de inmovilización, por lo que los gobiernos tendrán que considerar la posibilidad de prestar más ayuda y asistencia. Mientras que muchos gobiernos y socios de la industria han proporcionado principalmente alivio en forma de pagos diferidos, cambios en la tributación, o reducción de las tasas y cargos, por ejemplo, sólo Colombia aprobó esta semana una ayuda financiera directa.
«Si bien aplaudimos la decisión del gobierno de Colombia de brindar apoyo financiero a la mayor aerolínea del país, queremos recordar a todos los gobiernos que es toda la industria la que está sufriendo”, dijo Cerdá.
Antes del COVID-19, la aviación contribuyó directa e indirectamente con 167 mil millones de dólares al PIB de la región y mantuvo 7,2 millones de empleos. Si los gobiernos siguen imponiendo restricciones al transporte aéreo, estos beneficios se reducirán masivamente.
«No es necesario seguir restringiendo el transporte aéreo, ya que la industria cuenta con protocolos estrictos de bioseguridad, que no sólo se han puesto en práctica en los miles de vuelos humanitarios que se han llevado a cabo con éxito en esto meses, sino que han sido aprobados por las autoridades competentes. Tenemos que aprender a coexistir con el virus hasta que se encuentre una vacuna. La aviación está lista para desempeñar su papel en la recuperación socioeconómica de América Latina y el Caribe, pero necesitamos que los gobiernos nos permitan hacerlo», dijo Cerdá.